|
|
|
Satz
301: |
Al fin, aquello penetró en
mi alma, a la fuerza, triunfalmente. |
|
Satz
302: |
Se grabó a fuego
en mi razón estremecida. ¡Una
voz, una voz para hablar! ¡Oh horror! |
|
Satz
303: |
¡Todos los horrores,
menos ése! |
|
Satz
304: |
Con un grito, me aparté del
brocal, y, escondiendo mi rostro entre las
manos, lloré con amargura. |
|
Satz
305: |
El calor aumentaba rápidamente,
y levanté una vez mas los ojos, temblando
en un acceso febril. |
|
Satz
306: |
En la celda habíase
operado un segundo cambio, y este efectuábase,
evidentemente, en la forma. |
|
Satz
307: |
Como la primera vez, intenté inútilmente
apreciar o comprender lo que sucedía. |
|
Satz
308: |
Pero no me dejaron mucho
tiempo en la duda. |
|
Satz
309: |
La venganza de la Inquisición
era rápida, y dos veces la había
frustrado. |
|
Satz
310: |
No podía luchar
por más tiempo con el rey del espanto. |
|
Satz
311: |
La celda había
sido cuadrada. Ahora notaba que dos de sus ángulos
de hierro eran agudos, y, por tanto obtusos
los otros dos. |
|
Satz
312: |
Con un gruñido,
con un sordo gemido, aumentaba rápidamente
el terrible contraste. |
|
Satz
313: |
En un momento, la estancia
había convertido su forma en la de un
rombo. |
|
Satz
314: |
Pero la transformación
no se detuvo aquí. No deseaba ni esperaba
que se parase. |
|
Satz
315: |
Hubiera llegado a los
muros al rojo para aplicarlos contra mi pecho,
como si fueran una vestidura de eterna paz. |
|
Satz
316: |
"¡La muerte!-me
dije-. ¡Cualquier muerte, menos la del
pozo!" |
|
Satz
317: |
¡Insensato! ¿Cómo
no pude comprender que el pozo era necesario,
que aquel pozo único era la razón
del hierro candente que me sitiaba? |
|
Satz
318: |
¿Resistiría
yo su calor? |
|
Satz
319: |
Y aun suponiendo que pudiera
resistirlo, ¿podría sostenerme
contra su presión? |
|
Satz 320: |
Y el rombo se aplastaba,
se aplastaba, con una rapidez que no me dejaba
tiempo para pensar. |