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- II -
- II -

El vivac
Das Biwak

Las sombras han sucedido al día, y a su bélico tumulto la plácida calma de la noche.
En el fondo de la quebrada, a la orilla izquierda del río de León, una línea de fogatas eleva sus rojas llamas bajo el ramaje florido de los duraznos. Es el campamento de los guerrilleros patriotas.
Allí, centenares de hombres de razas, costumbres y creencias diversas, unidos por el sentimiento nacional, guerrean juntos; partiendo la misma vida de azares y de peligros; y en aquel momento, sentados en torno de la misma lumbre, reunidas en pabellones sus heterogéneas armas, y mezclando sus dialectos, se abandonan a las turbulentas pláticas del vivac.
Die Schatten waren auf den Tag gefolgt und auf seinen kriegerischen Tumult die Ruhe der Nacht.
Im Innern der Schlucht, auf der rechten Seite des Flusses León erhebt  eine Linie aus Lagerfeuern ihre roten Flammen unter dem Laub der Pfirsichbäume. Es ist die Lagerstätte der patriotischen Kämpfer.
Dort sitzen Hunderte von Männern unterschiedlicher Rassen, Gewohnheiten und Glaube, vereint durch die nationale Begeisterung. Sie kämpfen gemeinsam, teilen das gleiche wechselhafte Leben und die Gefahren. Und in diesem Moment, wenn sie um dieselbe Glut versammelt sind, geben sie  sich den erregten Gesprächen des Biwaks hin, während ihre unterschiedlichen Waffen auf
einem Haufen zusammen liegen, vermischen ihre Akzente.

Allí se encuentran, al acicalado bonaerense; el rudo morador de la pampa; el cordobés de tez cobriza y dorados cabellos; y el huraño habitante de los yermos de Santiago, que se alimenta de algarrobas y miel silvestre; y el poético tucumano, que suspende su lecho a las ramas del limonero; y los pueblos que moran sobre las faldas andinas; y los que beben las azules aguas del Salado, y los tostados hijos del Bracho, que cabalgan sobre las alas veloces del avestruz; y el gancho fronterizo, que arranca su elegante coturno al jarrete de los potros.
Dort findet man den Schönling aus Buenos Aires, den groben Bewohner der Pampa, Leute aus Córdoba mit kupferfarbenem
Teint und goldenem Haar, den menschenscheuen Bewohner  der Öde von Santiago, der sich von Johannisbrot und Honig nährt. Den poetisch Gestimmten aus Tucumano, der sein Bett unter den Zweigen einen Zitronenbaums ausbreitet und die Völker, die an den Berghängen der Anden leben. Man findet die, die von dem blauen Wasser des Salado trinken und die gebräunten
Söhne des Bracho, die auf den schnellen Flügeln des Straußes reiten, wie auch den Gaucho der Grenzregionen, der seine eleganten Stiefel aus dem Leder der Pferde fertigt.

-Qué flaco está el rancho, sargento Contreras -exclamó un mulato salteño, dirigiéndose a cierto hombrón de rostro bronceado y ondulosa cabellera, mientras revolvía un churrasco en las brasas del hogar. -Nadie diría que hoy hemos matado tanto gallego de mochila repleta.
-Y llevando un convoy de víveres frescos, que no había más que pedir.
-¡Al diablo el comandante Heredia y su fuego de flanco! Otra cosa habría sido, si mandara cargar por retaguardia: ni un sarraceno pasara el Abra para ir a contar el cuento. ¡Que no hubiese  hecho cada uno como el capitán Teodoro: desobedecer y atacar!
- Wie mager ist doch das Fleisch, Sergeant Contreras -, rief ein Mulatte aus Salta, sich an einen grobschlächtigen Mann mit gebräuntem Gesicht und gewelltem Haar wendend, während er ein Kotelett in den Gluten des Lagerfeuers wendete. Man käme kaum auf die Idee, dass wir heute soviele Galizier mit vollem Rucksack getötet haben.
- Die auch noch einen vollen Konvoi mit frischen Nahrungsmitteln hatten, der keine Wünsche offen gelassen hätte.
- Zum Teufel mit dem Kommandanten Heredia und seinem Feuer von der Seite!  Was anderes wäre es gewesen, wenn er von hinten hätte feuern lassen: Kein einziger Sarazene (eigentlich Araber, hier Spanier) hätte den Abra überquert um davon zu erzählen. Schade, dass es nicht jeder so gemacht hat, wie der Kapitän Teodoro: Den Befehl verweigern und angreifen!

-¡Pobre capitán Teodoro! ¡tan valiente y tan buen mozo!
-Hubiéralo yo seguido, si me encuentro cerca de él.
-Yo me hallaba entonces a la otra banda del río, encaramado en la copa de una ceiba vaciando sobre aquellos diablos la carga de mi fusil; y vi al capitán arrojarse, espada en mano, al centro de la columna. ¡Caramba! ¡Hubo un fiero remolino! Estocada por aquí, mandoble por allá... Luego sonaron casi a un tiempo cuatro tiros, y... todo se acabó... ya sólo vi un caballo que huía espantado río abajo.
- Armer Kapitän Teodoro! So mutig und so ein guter Kerl!
- Wäre ich ihm doch nur gefolgt, als ich in seiner Nähe war.
- Zu dem Zeitpunkt war ich auf der anderen Seite des Flusses, in der Laubkrone eine Korallenstrauches, die Ladung meines Gewehres auf diese Teufel abfeuernd. Da sah ich den Kapitän, der sich, mit dem Schwert in der Hand auf die Mitte der Kolonne stürzte. Sapperlot! Das war ein wilder Wirbel! Ein Stich da, dann mit beiden Händen das Schwert geführt und zum Schlag ausgeholt...
Dann folgten, fast gleichzeitig, vier Schüsse und ...alles war zu Ende... ich sah nur noch ein Pferd, das verschreckt den Fluß runter lief.

-Yo hacía fuego, acurrucado en el hueco de un tronco, y vi al pobre capitán caer atravesado de balas. Por más señas que de una litera salió un grito que me partió el corazón. Fue una voz de mujer: de seguro era algo de él.
-O del oficial godo que mató del primer hachazo. ¡Pulsos tenía el capitán Teodoro!... y eso que no llegaba a veinte años.
-¡Teodoro! ¿Por qué no llevaba apellido?
-¡Quién sabe!
-Yo lo sé: porque su padre es un gallego ricacho y testarudo, que le achacaba a delito el servir en nuestras filas, y lo había desheredado, y hasta quitádole el nombre.
- Ich eröffnete das Feuer, in einem Loch eines Stammes versteckt und sah den armen Kapitän, wie er von Kugeln durchbohrt fiel. Lauter als die Schreie, die von einer Bahre kommen, hörte man einen Schrei, der mir das Herz zerriss. Es war eine Frauenstimme: Ganz sicher, das hatte was mit ihm zu tun.
- Oder von einem Offizier der Goten, den er mit dem ersten Schwerthieb getötet hatte. Der hatte Schneid, der Kapitän Teodoro!... dabei war er noch nicht mal zwanzig Jahre alt.
- Teodoro! Warum hatte er keinen Nachnamen?
- Wer weiß!
- Ich weiß es: Weil sein Vater ein stinkreicher und sturer Galizier war, der ihn für einen Verbrecher hielt, weil er in unseren Reihen dient. Er hat ihn enterbt und sogar den Namen entzogen.

-¡No importa! así, Teodoro a secas, era un valiente soldado. ¡Malhaya la mano que le mató! No le pido más a Dios, sino el consuelo de ponerle a tiro de mi cuchillo.
-¿Dónde cayó el capitán?
En la angostura del río, más allá de los cinco alisos, al salir a la altura de los sauces. El mayor Peralta fue ya en busca de su cuerpo.
-¡Hum! ¡Quién sabe si podrá encontrarlo!
A esa hora, el sol no se había puesto; y una pandilla de cóndores revoloteaba en el aire. Esos diablos en un momento despabilaban el cadáver de un cristiano...
-¿Quién vive? -gritó a lo lejos la voz de un centinela.
-¡La Patria!
-¿Qué gente?
-Soldado.
- Egal! So, nur Teodoro, war er ein mutiger Soldat. Fluch der Hand, die ihn tötete. Um nichts bitte ich Gott, außer den Trost ihn in Reichweite meines Messers zu bringen.
- Wo fiel der Kapitän?
An der Stelle, wo der Fluss enger wird, jenseits der fünf Erlen, auf der Höhe der Weiden. Mayor Peralta hat sich schon auf den Weg gemacht, seinen Körper zu finden.
- Hum! Wer weiß, ob er ihn wird finden können.
Zu dieser Stunde, war die Sonne noch nicht untergegangen und ein Schwarm Kondore flatterte in der Luft Diese Teufel stibitzen in einem Augenschlag den Leichnam eines Christen...
- Wer lebt? rief aus der Ferne die Stimme eines Wächters.
- Das Vaterland !
- Welches Volk?
- Soldat

Y un jinete, llevando en brazos un cadáver, entró en el recinto del campamento.
-Por aquí, Peralta -gritó un hombre, saliendo de la única tienda que había en el campamento.
-¿Logró usted encontrarlo?
-Sí, comandante -respondió, con voz sorda, el otro; ¡aquí está!
El comandante recibió en sus brazos el cadáver y lo condujo a la tienda, donde lo acostaron sobre una capa de grana bordada de oro, despojo que, al principio de la campaña, había el comandante Heredia tomado al enemigo.
-He ahí, a donde conduce un ardimiento imprudente -exclamó el jefe dando una mirada de dolor al rostro ensangrentado del muerto-. ¡Pobre Teodoro! Acometió una locura, que ni aun sus veinte años podían excusar: ¡arrojo inútil y temerario, que lo ha llevado a la muerte! ¡Se habría dicho que la buscaba!
Und ein Reiter, der in den Händen einen Leichnam trug, ritt in das Innere des Lagers.
- Hierher Peralta - schrie ein Mann, der aus dem einzigen Zelt kam, das ihm Lager war.
- Haben Sie ihn finden können?
- Ja Kommandant - antwortet mit dumpfer Stimme der andere. Hier ist er!
Der Kommandant nahm den Leichnam in seine Hände und trug ihn zum Zelt, wo sie ihn auf eine mit Gold bestickte Decke legten, eine Beute, die zu Beginn der Kampagne der Kommandant Heredia dem Feind abgenommen hatte.
- Seht, das ist es, wohin eine unbesonnene Leidenschaft führt - rief der Chef während er den Blick auf das blutverschmierte Gesicht des Toten richtete -. Armer Teodoro! Er hat eine Verrücktheit begangen, die auch dadurch nicht entschuldigt werden kann, dass er erst 20 Jahre alt war. Sinnlose und kühne Verwegenheit, die ihm den Tod brachte! Man könnte denken, er hätte ihn gesucht!

-Sí -respondió aquel que había traído el cadáver-, fue a su encuentro; pero así lo exigía el deber. No se compare usted con él, comandante. El alma de usted es reflexiva, fría y reside en la cabeza: la suya moraba en el corazón.
-¡Locos! -murmuraba Heredia, abandonando la tienda, convertida en capilla ardiente-. ¡Locos! Traer a esta guerra sagrada el imprudente arrojo de un torneo, es robar a la patria la flor de sus campeones. ¡Cuántos valientes más contaran nuestras filas con algunas calaveradas menos!
-¡El cumplimiento de un deber! -repetía Peralta, solo ya con el cadáver de su amigo-, el cumplimiento de un deber: he ahí lo único que yo sé, noble amigo, del trágico desenlace de tu historia; pero tu fin ha sido grande y glorioso. ¡Duerme en paz!

- Ja, antwortete der, der den Leichnam gebracht hatte-, er ging ihm entgegen. Doch dies verlangte die Pflicht. Vergleichen Sie sich nicht mit ihm, Kommandant. Ihre Seele ist kalt und wohnt ihm Kopf. Seine wohnte im Herzen.
- Verrückte! - murmelte Heredia, während er aus dem Zelt kam, das zu einer leuchtenden Kapelle umfunktioniert worden war.-

Verrückte! Diesen Krieg zu führen mit der unsinnigen Verwegenheit eines Turniers heißt soviel wie das Vaterland der Blume seiner Helden zu berauben. Wieviele Mutige mehr würden unsere Reihen zählen, wenn einiger Unsinn unterblieben wäre!
- Hingabe ist Pflicht! - wiederholte Peralta, als er allein mit dem Leichnam seines Freundes war-, die Erfüllung einer Pflicht: Das ist das einzige was ich weiß, mein nobler Freund, vom tragischen Ausgang deiner Geschichte. Aber dein Ende war groß und ruhmreich. Ruhe in Frieden!

Y sentándose en una piedra, ocultó el rostro entre las manos y se hundió en dolorosa meditación, en tanto que los rumores del campamento se extinguían, sucediéndoles el canto del búho y el aullido de los chacales, que no lejos de allí destrozaban los sangrientos miembros de los muertos.
Er setzte sich auf einen Stein und verbarg, in düsteren Gedanken versunken,  sein Gesicht in den Händen, während die Geräusche des Lagers langsam erlöschten und durch den Gesang des Uhus und das Jaulen der Schakale ersetzt wurden, die nicht weit entfernt
die blutverschmierten Glieder der Toten auseinanderrissen.







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