El rayo de Luna (Der Mondstrahl): Sexta parte



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La noche estaba serena y hermosa, la luna brillaba en toda su plenitud en lo más alto del cielo, y el viento suspiraba con un rumor dulcísimo entre las hojas de los árboles.

Manrique llegó al claustro, tendió la vista por su recinto y miró a través de las macizas columnas de sus arcadas... Estaba desierto.

Salió de él y encaminó sus pasos hacia la oscura alameda que conduce al Duero, y aún no había penetrado en ella, cuando de sus labios se escapó un grito de júbilo.
Había visto flotar un instante y desaparecer el extremo del traje blanco, del traje blanco de la mujer de sus sueños, de la mujer que ya amaba como un loco.
Die Nacht war wolkenlos und wunderschön, der Mond schien in seiner vollen Pracht am höchsten Punkt des Himmels und der Wind seufzte mit sanftem Rauschen zwischen den Blättern der Bäume.

Manrique erreichte den Kreuzgang, liess seinen Blick, entlang der massiven Arkadensäulen, über den Platz schweifen... Er war leer.

Er verliess ihn und wandte seine Schritte in Richtung der dunklen Pappelallee, die zum Duero führt; und kaum war er dort, als seinen Lippen ein Freudenschrei entfuhr.

Er hatte einen Augenblick lang das Ende des weissen Kleides der Frau seiner Träume, der Frau, die er jetzt wie ein Verrückter liebte, gesehen, bevor es verschwand.

Vokabeln
  sereno = wolkenlos
  la plenitud = die Fülle
  el recinto = der umgrenzte Platz




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